Throwback Thursday


En 2002 tenía 16 años, cursaba lo que hace décadas fue tercer año, pero en aquella época se llamaba segundo polimodal, y hoy es cuarto año del ESB. El país había estallado el diciembre anterior, con una seguidilla de 5 presidentes, un helicóptero que sobrevoló la Rosada y se transformó en un ícono de la desesperación, la miseria, la falta de largo plazo y un cóctel fatal de derrumbe económico, muertos saqueos y crisis profunda.

Irónicamente, o no, mi adolescencia, época de cambios, y dificultades y reivindicaciones, donde todo lo bueno es increíble y lo difícil es difícilisimo y todo es dramático e intenso, tuvo de telón de fondo la post devaluación.

Y vaya si no fue difícil. Tuve problemas con mis amigas, con mi familia, con el colegio. Me sentía sola, triste, incomprendida. Percibo todo ese año como una mancha negra y nebulosa.  Y mi forma de expresarlo  fue con una rebeldía light: hacerme un piercing, teñirme el pelo oscuro y después cortármelo corto. Nada de emborracharme, ni ir a bailar sin permiso, ni hacer locuras. Hasta mis travesuras estaban enmarcadas en moderación y silencios. Soundtracks de RHCP, Bandana, (y sí, era época de Popstars, también).

Muchos recreos escondida en la parte de atrás de la capilla del colegio, llorando. El Cenáculo, post Confirmación, qué miseria. Hacía frío, y nos daban margarina en vez de manteca. Todo era raro.
Tantas expectativas de cómo tenían que ser las cosas, y yo no las cumplía. En lo superficial, sí. Pero nunca llegaba, sobre todo con mis amistades. Y a cuánta gente lastimé. Tantos llantos.
I’d really, really, really wouldn’t want to go back.

Y cuando la semana pasada, con visitas de amigas que viven afuera, y charlas con quien en aquella época era una amiga muy cercana, se me removieron todas esas sensaciones espantosas. Y lloré. Y pedí perdón también. Quizá algún día lo pueda hablar con mis padres. Por ahora, lo dejo ir.

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