Volví y fui millones

 Agosto, otherwise known as mis fiestas patronales me dejó un vendaval de felicidad e intensidad. El viaje familiar a Jujuy -Nana,Cynthi, Nina, Aline, Frankie et moi- a visitar a Tom fue un flash. Una provincia que me dejó sin aliento, mis hijos viajando en avión por primera vez, nervios de compartir la incertidumbre de viajar con una niña neurodivergente. Sentir nervios, did I say nervios? ansiedad, felicidad, un poco de old issues también, comer afuera, conocer, recorrer, increíble. Mi cumpleaños, low key, con una torta marquisse hecha con mis hijos, milanesas con puré hechas por Ale, y una siesta en la mitad de la tarde. Festejo con mis amigas, chimenea, sándwiches de bondiola increíbles.Teatro con función distendida de Shrek, en el Maipo. Una gripe que intentó derraparme pero no me alejó de mi objetivo: volver, 9 años, dos hijos, vértebras lumbares rotas más tarde a correr los 21 Km de Buenos Aires. And I did! I fucking did it. Un domingo helado, en Cabify, sin tener lugar donde dejar mi buzo y rogándole al Señor que estuviera cuando volviera. La mafia del running a pleno, con los pros, los equipos, los de trenzas cosidas, botellas de agua, keniatas, ropa técnica super pro, viejos, jóvenes, brasileños. De todo. Jungla de 20000 personas en manada por la Ciudad. Me costó más de lo que pensé que me iba a costar, con gripe a cuestas. Los últimos 5 kilómetros se me hicieron largos. Pero cuando llegué ahí estaban Ale y Frankie hinchando en el arco de llegada, y fui feliz. Otra medalla, otro público, mi hijo viéndome hacer algo que me da felicidad. Aliuchis me vio después y se puso mi medalla. Fui feliz y lo supe.


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