En realidad no sé por qué escribo acá, porque as usual, estado de crisis permanente. La crisis económica que nos venía amenazando callada durante meses – o no tan callada- pero no la quisimos escuchar- finalmente estalló hace un mes. Julio fue complicado, y agosto también lo es. Mi cumpleaños fue apagado, desconcertante, low profile, tenso y finalmente lindo y en familia. La primera vez en décadas que deliberadamente no lo festejé con amigas pues no estaba de ánimo ni para caretearla. El temita de la crisis económica no me es extraña, pero es la primera vez que la enfrento como madre y esposa. Y cuando tu marido enfrenta deudas, duelos, crisis emocionales es más complejo todavía porque trato de acompañar, aconsejar y contener, mientras que mi trabajo en relación de dependencia se acaba a fin de mes y algunas noticias inesperadas no están dando fruto (o no parecerían estar dándolos). Pavor, fervor, pavor,terror. Madre. Esposa. Amiga. Miedo. Laburo, cambios. Madre.

Comments

JF L said…
Del otro lado de la ventana siempre hay uno que lee y recuerda con cariño y cierta admiración.

Algunas veces la crisis se hace más permanente que otras. Algunas veces no escribimos ni leemos, no miramos más que para adentro, ojos en blanco y pupilas atrás de los párpados, sin gustarnos lo que vemos. O mejor dicho, lo que imaginamos estar viendo.

Otros en cambio, como vos, no se dejaron ganar por esa epilepsia siniestra, y decidieron hacer. Existir de un modo valiente y honesto, superar, vaya a saber de qué modo, la contradicción y el impulso cultural hacia ese cinismo de chiste fácil y plazo corto, de droga blanda y sexo frágil. Vos. Madre-esposa-amiga-miedo.

Te abrazo a la distancia, y te mando fuerzas para lo que viene; la serenata es larga pero tenés el instrumento bien afinado y no estás sola en el escenario.



Cat said…
Gracias por las fuerzas,JFL. Creo que nací en crisis, y es mejor acostumbrarse a ello que aferrarse a una falsa seguridad ¡Pero qué tentador es no salirse del sweater cómodo, viejito y tibio que suele ser la zona de confort, ¿no?

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