Oh, dear

 


No, no, nope. Nope, no, no, no, no, nope. Not. No fucking way, sir. Tenía diecinueve, veinte años, y tenía exactamente la misma percepción que ahora. Quizá no las mismas palabras, pero sí la misma intuición. Conservador, machista. YES, sir.

Ahora tengo 36, más neurosis que nunca, pero el radar afiladísimo para cazar bullshit de personas incapaces de trabajar sobre si mismas, de desaprender modelos tóxicos heredados y querer armarse y desarmarse y sangrar  y rearmar todo.


Tengo un mundo de sensaciones,  A confederacy of dunces en plena lectura, season 3 the Sex Education, y brownies por cocinar.


un torrente irrefrenable de odio

una catarata insolente de bronca

una lava, maleducada e inoportuna

de declaraciones escandalosas

odiosas

de cómo me acuerdo de que las rodillas de humo sangren

de ojos astillados y almas que reverberan

de pies cansados que ansían huir

y de tanto potencial diezmado

tiempo perdido y acabado

(pero nunca acabar)

eh

nunca


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