En la mitad de la crisis, de la incertidumbre y del estado permanente de pánico, llegó ese momento mágico de septiembre. A veces es antes, a veces después del 21, pero siempre es extraordinario. El primer indicio en el aire de que vuelven las flores. La semana pasada, yendo a la plaza con Nuchis, fueron fresias. Un poco más tarde, los jazmines chinos. Después la madreselva, y por último la flor del naranjo. Es más fácil olvidarse del mundo cuando todo renace, y el mundo está verde. Cuando el cielo se torna de una luz mágica, con medio arcoiiris. Con mi hija creciendo a pasos agigantados, feliz, alegre, curiosa y llena de vida. Con su sonrisa de pocos dientes y hoyuelo en el cachete derecho, sus rulos de humedad y la felicidad en una pileta fría en lo de sus abuelos, diciendole "muu" a la luna y saludando aviones.

Comments

Popular Posts